Mi nombre es Andrés y me gustaría ser tu coach deportivo.
Llevo vinculado al deporte desde los 8 años, primero como nadador, donde con el tiempo, constancia e insistencia llegué a ser deportista de élite.
Fue en ese período donde aprendí la importancia que tiene un entrenador en la vida de un deportista. En mi caso fue Carlos Bremón quien fue mi mentor y a quien le debo parte de mi carácter deportivo.
Posteriormente, y finalizada mi carrera deportiva, sigo vinculado al deporte LICENCIÁNDOME EN EDUCACIÓN FÍSICA y con una relación directa hacia la persona en forma de educación motríz.
Posteriormente y buscando perfeccionar mis herramientas para acompañarte en una mejora emocional, hago un master en COACH PERSONAL Y EJECUTIVO.
Uniendo mis conocimientos en el ámbito deportivo y emocional, te presento los entrenamientos Full Training, buscándo, a través de la práctica regular de un programa psicomotriz, tu mejora emocional y funcional.
Coach de Full Training, sociedad dedicada a entreanamientos funcionales y desarrollo personal buscando el bienestar integral.
Coordinador de ocio del centro Mater Misericordiae, dedicado a trabajar con alumnos con capacidades diferentes, en especial con problemas intelectuales.
Técnico de deportes desrrollando y estructurando escuelas deportivas municipales.
Apasionado de la historia y de los viajes en bicicleta. Aventurero y amante del desarrollo personal y del aprendizaje contínuo. Prefiero los espacios naturales a las grandes urbes y me dice más un silencio que una verborrea constante.
Deportista, ex de elite, ahora emocional.
Coach de Full Training, sociedad dedicada a entreanamientos funcionales y desarrollo personal buscando el bienestar integral.
Coordinador de ocio del centro Mater Misericordiae, dedicado a trabajar con alumnos con capacidades diferentes, en especial con problemas intelectuales.
Técnico de deportes desrrollando y estructurando escuelas deportivas municipales.
Apasionado de la historia y de los viajes en bicicleta. Aventurero y amante del desarrollo personal y del aprendizaje contínuo. Prefiero los espacios naturales a las grandes urbes y me dice más un silencio que una verborrea constante.
Deportista, ex de elite, ahora emocional.
Desde la más tierna infancia, mis padres se encargaron de regar nuestros pequeños cerebros (soy el mayor de 4 hermanos) con una amplia biblioteca, donde cada uno de nosotros podíamos empaparnos de aquellos conocimientos que más nos interesaban.
En mi caso fue la historia, y desde que tengo memoria me empleé profusamente en leerla y estudiarla. Puede parecer algo anómalo, pero para mí era un juego: primero adquiría los conocimientos, y luego me imaginaba, a mi mismo, dentro de ese acontecimiento histórico, en primera persona.
De esta manera, comencé a viajar en compañía de Marco Polo, de Alejandro Magno, de Hernán Cortés… Recorrí todo el mundo con un sinfín de aventuras y, como podréis imaginar, fui testigo de los acontecimientos históricos que marcaron la evolución del mundo que hoy conocemos.
Esto, naturalmente, en la imaginación.
Lo curioso es que, al mismo tiempo que aprendía historia, mi yo interior se iba transformando: ya no sólo quería vivir la historia de otros, quería construir mis propias historias.
En los primeros años, eran historias cercanas, vinculadas al lugar donde vivíamos: escapadas por los bosques de Valdoviño, las primeras cabañas en los árboles… todo en compañía de mis hermanos y mi primo. Ahí es donde nació nuestro vínculo de familia.
También fue ahí, en esos momentos, donde nació lo que yo llamo “mi espíritu nómada”, posiblemente acrecentado por tener unos padres a los que no les costaba coger a todos sus retoños y salir de “aventura”.
De la otra parte de mí, que ha marcado mi vida, tienen la culpa 20 sobres de cromos de la “Guerra de las galaxias”, cuando sólo me quedaban unos pocos para completar la colección. Ese fue el trato que me ofreció mi padre, a cambio de nadar los 25 metros de la piscina que se exigían en el cursillo de natación, para pasar de nivel, y que fue el comienzo de mi pasión por el deporte, durante parte de mi vida como deportista de élite y, hasta la actualidad, como deportista emocional.
Y así, me planto en edad de estudiar una carrera universitaria con dos opciones: por un lado, seguir mi pasión por la historia; por otro, mi pasión por el deporte. Gana esta última y comienzo mis estudios en ciencias de la actividad física y el deporte (lo que antiguamente se conocía como INEF), que termino a los pocos años.
Por un momento, parecía que mi deseo de aventuras se aplacaba, si bien es cierto que nunca me desvinculé de mi otra gran pasión. Digo parecía ya que, en un determinado momento, apareció mi tercera gran pasión: la bicicleta.
Y ese fue el cóctel perfecto, aquello que me representaba y me representa como lo que soy, uniendo deporte, afán de aventuras, de conocimiento de otros lugares y otras culturas, con el análisis del pasado que conforma el presente. El llegar al cicloturismo fue un camino natural.
Y con el tiempo y las experiencias adquiridas en tantos y tantos kilómetros, de cicloturista pasé a ser cicloaventurero.
Y en definitiva, este soy yo.