Dado que los entrenamientos funcionales se adaptan a las necesidades y niveles del participante, estos pueden ser practicados por cualquier persona.
Son especialmente aconsejados para aquellos que necesiten un complemento físico a su rutina deportiva, sobre todo en deportes asimétricos (golf, tenis…), que potencian más un lado del cuerpo que otro, creando importantes asimetrías.
También en personas que han salido de un periodo prolongado de inactividad producido por un accidente inmovilizante y que necesitan una reeducación psicomotriz para volver a normalizar su vida.
Los jóvenes en edad de crecimiento también se pueden ver favorecidos por la práctica regular de este tipo de entrenamientos. Por un lado les enseña la funcionalidad de su musculatura esquelética, eliminando movimientos parásitos o contraproducentes.